Si ya viste el documental sobre redes sociales que lanzó Netflix hace unas semanas, nos imaginamos que estás como nosotros!
Con una mirada más incrédula y en un mayor estado de “alerta” respecto de la información que recibes en redes sociales, incluso con un poco de susto al respecto y pensando que redes sociales podrías cerrar.
Al menos a mí, me abrió un sinfín de preguntas y de espacios de reflexión. ¿Cuánto me he dejado manipular por la información que recibo? ¿Mis ideas serán realmente mías o están influenciadas por “manos invisibles”? ¿Qué intereses tienen esas compañías o manos invisibles? ¿Cuánto impacta esto en mi equipo, mi negocio, mis resultados? ¿Cuál es mi responsabilidad y espacio de acción?
Y es desde ahí, que a nuestro juicio se abren dos grandes ámbitos de acción para cada uno de nosotros y para los equipos de los que somos parte.
El primero tiene que ver con generar espacios para lo distinto, para la disidencia, para el punto de vista que confronta el mío. Si queremos construir sociedades, empresas, equipos y vidas personales en que podamos adaptarnos, aprender y colaborar para lograr “algo mejor”, tenemos que estar disponibles para integrar y discutir con voces distintas, disponibles a que hasta en el desacuerdo, podamos entender y legitimar al otro.
En segundo lugar está el desafío de la autoconciencia. Cada uno de nosotros tiene un rol frente a las redes sociales, de desarrollar mirada crítica, de cuestionar eso que se nos plantea como “verdades”, de cuestionar nuestros propios puntos de vista y creencias de lo que “está bien” o “se debe hacer”.
Los invitamos a dejar abiertas esas preguntas que se les pueden haber gatillado, a tener la reflexión con sus equipos, a abrir conversaciones que nos permitan desafiarnos mutuamente y que desde ahí surjan nuevas posibilidades.